Anoche se sacó los zapatos y se habló frente al espejo. Mas tarde admitió que le dieron ganas de romperlo. Nada fue como siempre, se gritó, se insultó. Sus ojos la miraban pero no se reconocía.
Se repetía llorando: "Mirá lo que sos" casi desconsoladamente.
No quería hacerlo, pero siguió mirando. Intentando ver mas allá, como suele hacer con las demás personas. Y creo que se sorprendió, quizá hasta se asustó un poco con lo que descubrió.
Ahora tiene esa imagen plasmada en la cabeza.
Y volvió... volvió a hablar en tercera persona.
¡Qué bueno! Hacés un festín para el lector con tan poco...
ResponderEliminar