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A veces se esfuma el camino frente a mis ojos y la niebla cubre las flores, pero no puede quitar el aroma de la pronta primavera.

Reconozco esos momentos, se que debo detenerme, y sentarme tiesa sobre el pasto húmedo.

Recuerdo, añoro, deseo…

Y de pronto las ánimas sin verme pasan al costado.  Las oigo hablar de la vida, de los hijos, del trabajo, del dinero, del amor, de que nada es como hubieran querido, de que son pocas las cuestiones de la vida que valen realmente la pena pero siempre se descubren tarde… temas recurrentes...

Sonrío.

Son ellas. 
Soy yo. 
Somos en algún lugar del cosmos.
Nada es cierto. 
Todo es cierto.

La misma realidad se diversifica en cada interior.

Y cuando por fin desaparecen en el horizonte borroso, me pongo de pie tarareando una canción, y sigo caminando despacio.  

Huele a violetas.

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