Y seguí

Hoy salí a caminar por las sendas del recuerdo
y el viento del pasado me regaló tu perfume.
Logré acercarme a vos otra vez.
A través de ese puente casi mágico,
tu figura apareció lentamente frente a mí.
Sin pensarlo siquiera,
un agudo grito irrumpió en el silencio.
Provenía de lo más profundo de mi ser
y pasó por mi boca tan rápidamente
que no me dio tiempo a reaccionar.
Vio la luz.
Y oí a mi voz decir: “¡No vuelvas!”,
y el eco de mis palabras siguió hasta el infinito.
Me miraste en silencio.
Y ya no hubo más que hablar.
Mi corazón se sintió traicionado,
pero mis pies decidieron seguir caminando.

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