No sé cómo ni dónde se conocieron, sólo sé que el destino los unió y también los separó.
Un amor prohibido.
Ella, una joven de dinero y buen pasar. Él, un pianista.
Un amor indebido. Eso dijeron los demás.
Se amaron intensamente pero debieron separarse.
Se amaron en secreto mucho tiempo más.
Ella lo siguió amando a pesar de la distancia.
Él no dejó de enviarle una postal por cada lugar que recorría, inundando bares con la música que irradiaba su piano.
No sé cuál fue la última carta.
No sé si ella le respondió alguna vez.
Sólo conocí lo que hoy cuento, al abrir, por casualidad, un baúl olvidado en una habitación ya vacía, mucho tiempo después.
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