Tomo la
tiza blanca, tiesa, débil….
y con ella
dibujo trazos, como al azar, como si las manos y los brazos y los dedos… esos
dedos frágiles, lentos…
ya no
fueran míos.
Y los
ladrillos de la pared de pronto ahora blandos, suaves, dúctiles;
se vuelven
arcilla moldeable
y los
convierto en vasijas, recipientes, vasos…
La tiza,
los recuerdos.
Los trazos,
los recuerdos.
Las manos,
los brazos, los dedos, los recuerdos.
La pared,
los ladrillos, los recuerdos.
Las vasijas
ya vacías, los recuerdos.
Todo se disgrega
en un segundo.
Me vuelvo
partícula de polvo, soy del viento.
Lo perenne se transforma.
Luego de tu
voz, la calma.
Delicioso.
ResponderEliminarSi, tiene el gustito perfecto. Me hace sentir la particula de polvo que pertenece al viento. Hermosa imagen Maru.
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