Camas y cuerpos

Oigo rechinar sus dientes por la noche.

Se que esta en algún lugar de esta cama pero ya no lo rozan mis pies.

Y es que no se si es la cama que cada día aumenta un poco su tamaño y hace que los cuerpos aunque intenten encontrarse por la noche no lo logren, o son los cuerpos que día a día van perdiendo el sentido del espacio y se encuentran perdidos y distantes en la misma cama que hace tantos años comparten.

Así que no se… no se si es cuestión de cuerpos o de camas.

Por las dudas no abro los ojos, aunque escucho rechinar sus dientes no abro los ojos.

No quiero saber.

Se que esta sino no escucharía el chirriar de los dientes. Ese sonido horripilante, crepito que no me deja dormir.
Quizá lo que no quiero saber es que no esta. Tal vez escucho el rechinar de sus dientes porque mis sentidos se agudizaron, o porque a lo mejor esta durmiendo pero debajo de la cama y no al lado mío.

No quiero más palabras.

Quiero más que palabras.

Mejor enciendo el velador.

Él y sus dientes están ahí. Lo miro a una distancia equidistante de mi cuerpo. Si esta, en esta misma cama, que no es mas grande, su cuerpo yace cerca del mío, totalmente ubicado en tiempo y espacio.

Tomo el vaso con agua y bebo un poco.

Apago la luz y me tapo la cabeza con la almohada. Maldito sonido. Lo detesto.

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