
y mi cuerpo tirita bajo este frío que anuncia el pronto invierno.
Te espero aburrida e imagino que te escondes tras los árboles
mientras me sigo hamacando lentamente y arrastro los pies en la tierra seca.
A lo lejos diviso tu figura. Me observas inmóvil.
Hace tiempo no salen versos de tu boca
pero igual me quedo quieta tratando de oírte en la distancia.
Ya no te amo, eso es claro. Pero tu presencia me paraliza.
Se conmueve mi ser entero y no puedo controlarlo.
¿Qué causalidad promueve esta incomprensible reacción de mi alma?
No puedo explicarlo.
Prefiero quedarme así, en silencio, absorta.
Intentando calmar los caballos que galopan en mí pecho.
Instándolos a encontrar sus alas para levantar vuelo cual Pegasos
para ya no volver a vernos.
Incomprensibles reacciones del alma...a veces somos espectadores de ellas, como si fuera un alma ajena.
ResponderEliminarBellísimo
esto está bien
ResponderEliminar