Atrás

EL HOMBRE
Esperando que amanezca sentado en una vieja estación de tren, mira con rabia a las estrellas que igual parpadean porque no comprenden lo que les dice.
Tira piedras contra los rieles oxidados y cada tanto parece escuchar el sonido de un tren que hace tiempo no llega.

LA MUJER
El viento la despeina y trata en vano, con sus pálidas manos, de acomodar su largo y oscuro cabello. Camina sin rumbo por calles olvidadas.

LOS NIÑOS
Ellos juegan sin cesar en la vereda. Se toman de las manos y forman una rueda. Giran y giran. Gritan y ríen.

Una casa en una pileta, ring-raje, ladrones y policías, laberintos de sillas, “la casa de los tarros”, la catarata escondida…
Un: “por fa, por fa” que movía montañas, un cajón lleno de cartas, una botella con detergente y aceite, una media rueda de carro en una plaza. Miles de aventuras, miles de sonrisas, miles de recuerdos.

¡Ay, si por un momento pudiera volver a tener diez años!

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